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Lo que deberías evitar siempre si vas a publicar fotos de tus hijos en las redes


Las redes sociales pueden ser como un gigantesco álbum de fotos al que tienen acceso tus amigos y familiares desde cualquier parte del mundo y en cualquier momento. Los abuelos tienen la posibilidad de ver crecer a sus nietos, incluso si están lejos, y los padres pueden compartir los mejores momentos de la vida de y con sus hijos con un solo clic. No son pocos los que van más allá, y documentan en las redes prácticamente cada momento de la existencia de sus pequeños, para los que llegan incluso a abrir perfiles propios, en un fenómeno que tiene nombre desde hace ya algunos años: sharenting (del inglés share "compartir" y parenting "criar").





Lo habitual es que los padres compartan toda esa información (fotos, vídeos, audios, textos) de forma, en teoría, privada, y tan solo con sus contactos más cercanos, pero muchos lo hacen también de forma pública, empezando por famosos y celebrities. Las razones, en cualquier caso, no siempre responden al simple placer de compartir momentos felices o a cierta vanidad. Algunos padres deciden hacerlo porque necesitan apoyo o visibilidad para hacer frente a situaciones difíciles de sus hijos, como enfermedades, problemas académicos o de conducta, o abusos.

Según destacaba Orange en una reciente campaña sobre el sharenting, al cumplir los seis meses el 81% de los bebés tiene ya presencia en internet, y antes de los dos años, el 5% tiene perfil propio en Facebook. Un estudio realizado por la consultora Nominet en 2015 reveló que cada año los padres en el Reino Unido publicaban 200 fotos de sus hijos menores de cinco años. Es decir, para cuando el niño o la niña llegue a su quinto cumpleaños, tendrá ya en torno a un millar de fotos suyas publicadas en las redes sociales.

Pensar en el futuro

Aparte de que nada es realmente privado en la red, y de que cualquier archivo que subamos a internet quedará allí para siempre, el sharenting plantea una serie de riesgos sobre los que se viene alertando desde hace tiempo.

En primer lugar, tenemos que ser conscientes de que se trata de menores de edad, y recordar que, especialmente si son bebés o niños pequeños, estamos publicando material sin que a menudo hayamos solicitado el consentimiento de la persona implicada, por mucho que, como padres, no creamos estar cometiendo, en principio, ninguna ilegalidad, o estemos incluso convencidos de que tenemos todo el derecho del mundo ("mis hijos, mi móvil"). Lo que ahora nos parece encantador puede que no sea del agrado de nuestros hijos cuando crezcan, o incluso que pueda comprometer sus vidas, personal o profesionalmente.

Más grave es, no obstante, la posibilidad de que las imágenes o la información sobre nuestros hijos pueda acabar siendo usada por terceras personas de un modo inapropiado. Y el riesgo no son solo las páginas de intercambio de pornografía infantil. Compartir, por ejemplo, nombres completos de menores o datos precisos sobre su ubicación puede dar lugar a situaciones de acoso escolar (bullying) o de acoso en las redes (cyberbullying).

Problemas legales

Publicar fotos de los hijos en internet pueden resultar, además, bastante caro. El pasado mes de enero, por ejemplo, un tribunal italiano multó a una madre con 10.000 euros por subir imágenes de su hijo en Facebook, una multa que solo podría eludir si borraba todas las publicaciones de su hijo que había realizado y no volvía a publicar ninguna otra. Y el Gobierno francés advirtió recientemente de que los padres que publicasen "fotos íntimas" de sus hijos en internet sin el permiso de los menores podrían enfrentarse a multas de hasta 45.000 euros y un año de cárcel.

El juez italiano se amparó en una base legal que, en líneas generales, comparten la mayoría de los países occidentales, y que incluye la prohibición de exponer el retrato de una persona sin su consentimiento, salvo excepciones que no eran aplicables en este caso; el tratamiento de datos personales; los artículos del Código Civil italiano que hacen referencia a la correcta gestión de la imagen pública del niño; o incluso el Convenio sobre los Derechos del Niño de 1989.

En España, los casos en que estén implicados menores de 14 años estarían regulados por la Ley Orgánica 1/1996 de protección jurídica del menor, que considera una intromisión ilegítima en el derecho al honor, la intimidad personal y familiar y la propia imagen del menor la utilización de su imagen o su nombre en medios de comunicación, de un modo que pueda implicar el menoscabo de su honra, su reputación, o que sea contrario a sus intereses. Si el menor tiene más de 14 años, puede ya otorgar su consentimiento por sí mismo, por lo que ni siquiera sus padres o tutores podrían publicar fotos suyas sin su permiso, y se aplicaría ya la Ley de Protección de Datos.

Para muchos padres que no han crecido en el actual mundo digital, este tipo de situaciones plantea problemas que a menudo no saben cómo encarar, o frente a los que no tienen claro dónde poner los límites (¿tengo que exigirle a mi hermano que no publique fotos de mis hijos, sus sobrinos?), sin tener que renunciar a las ventajas de comunicación que ofrecen las redes sociales.

En este sentido, expertos e instituciones, tanto privadas como públicas, llevan tiempo ofreciendo consejos e información sobre qué debería ser tenido en cuenta y qué debería evitarse cuando vayamos a publicar información sobre nuestros hijos en las redes sociales. Las siguientes recomendaciones fueron recogidas por la Asociación de Internautas:

  • Respeta la intimidad del menor. Tus hijos pueden no querer, ahora o en el futuro, que otras personas vean esas imágenes, incluso si no se trata de algo negativo. Ten claro lo que puede pertenecer al ámbito privado de la familia o los amigos.
  • Nunca publiques fotos de niños desnudos. Por muy inocentes que sean, las imágenes pueden llegar a ser empleadas por redes de intercambio de pornografía infantil.
  • No compartas fotos todos los días. La Asociación de Internautas recomienda que, cada vez que vayas a publicar una foto de tus hijos, te preguntes si de verdad tiene interés para la mayoría de tus contactos: "de esta forma, seguro que limitas de forma notable las imágenes que subes a internet", señala.
  • Utiliza el correo electrónico. No siempre es necesario el uso de las redes sociales para compartir fotos o vídeos, y el correo electrónico ofrece una mayor privacidad y nos hace ser más selectivos.
  • Limita la difusión. La Asociación de Internautas aconseja personalizar en lo posible los ajustes de privacidad de las redes sociales y de aplicaciones de mensajería como WhatsApp, con el fin de acotar al máximo el público que verá esas imágenes.
  • No des pistas. Evita dar más información de la necesaria. Es mejor no subir a la red imágenes u otro tipo de publicaciones donde aparezca, por ejemplo, el nombre del colegio, uniformes, horarios, rutinas, dirección de la casa, matrícula del coche, etc.
  • No etiquetes. En las fotos, la Asociación de Internautas recomienda no etiquetar a los menores con sus nombres y apellidos. Así evitarás que sean indexadas en los buscadores y que cualquiera pueda asociar las caras de los niños con su identidad real.
  • Pide permiso cuando haya otros menores. Si vas a compartir imágenes en las que el menor aparece con amigos u otros niños de la familia (primos, por ejemplo), pregunta a los padres de esos niños si están de acuerdo en subir esas fotos a la red.
  • Pregunta al otro progenitor. Ambos progenitores deben mostrar su consentimiento y ponerse de acuerdo antes de la publicación de cualquier imagen de sus hijos en la red.

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