Fernando Cano - El Español - Estamos hablando de no menos de 5.500 millones de euros que deberán sufragar Telefónica, Orange, Vodafone para abordar la llegada de la nueva tecnología. Un montante que está al alcance de pocos y que se deberá comenzar a desembolsar con el sector luchando por mantener sus ingresos, cada vez con más gastos y sin posibilidad de realizar grandes consolidaciones.
En este sentido, las operadoras ya comienzan a mover ficha para reducir costes. El pasado mes de abril, Orange y Vodafone anunciaron la ampliación de sus acuerdos de despliegue y compartición de redes móviles y fijas en España. Este acuerdo permite que se compartan redes 4G y las futuras 5G en localidades de hasta 175.000 habitantes y 14.800 emplazamientos.
Compartición de redes
Un acuerdo al que Telefónica mira de reojo. La operadora decía públicamente hace un año que compartir redes no era su prioridad debido a malas experiencias del pasado. Sin embargo, en las oficinas del Distrito T gana fuerza el interés de unirse a este pacto 5G de sus dos principales competidores.
Un gran pacto a tres bandas que, según fuentes del sector, aseguraría un despliegue rápido y menos oneroso de la tecnología 5G. Estas mismas fuentes calculan que cada una de las grandes compañías deberá gastar unos 75.000 euros en cada una de las 20.000 torres que deberá adaptar para el 5G, lo que arroja unos 1.500 millones de coste en España para operadoras como Telefónica, Orange y Vodafone.
No obstante, “si comparten despliegues”, una sola torre se podría usar para varias compañías reduciendo la factura final en la medida que se pongan en marcha sinergias. Una factura que se reduciría aún más si es que los tres grandes pisan el acelerador en el alquiler de redes, el otro gran negocio que la industria espera que se ponga en marcha para asegurar el 5G.
En octubre MásMóvil anunció la renovación de su pacto con Orange para utilizar su red 5G en hasta 4.500 emplazamientos que va a cubrir el 35% de la población, incluyendo las 40 ciudades más grandes de España como Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Zaragoza, Málaga o Bilbao entre otras, y donde se prevé un consumo más relevante de estos servicios.
Posibles alianzas
En el caso de Euskaltel, su objetivo es dar el salto a nivel nacional y en este contexto se ha especulado con que podría vender parte de su red para financiar esta expansión. Del mismo modo, este despliegue nacional se debería hacer de la mano de su socio preferente: Orange, aunque de concretarse se debería renegociar su acuerdo de redes, un nuevo pacto en el que podría incluirse algún tipo de acuerdo para el 5G.
Esto generaría dos ecosistemas de desarrollo y despliegue de redes. Por un lado, un gran acuerdo entre los tres grandes -Telefónica, Vodafone y Orange- que sean los que tengan la red en propiedad , pero compartiendo gastos y costes de implantación y que a su vez alquilaría su red al resto de proveedores, entre los que se encuentran MásMóvil, Euskaltel o los operadores virtuales como Digi.
De hecho, el negocio de alquiler de redes (wholesale) ya reportó a Orange 600 millones de euros durante los nueve primeros meses del año, un crecimiento del 14,4% en un contexto de caída de la facturación total del 1,2%. En el último trimestre fue el único negocio que creció para la filial española de la operadora francesa y ya solo se sitúa por detrás de los ingresos convergentes y de solo móvil. En el caso de Telefónica representó 1.648 millones en los tres primeros meses del año.
Una nueva configuración del mercado que llevaría a Telefónica, Vodafone y Orange a ser los más activos en la próxima subasta 5G que el Gobierno prepara para el primer trimestre del próximo año. En la subasta de hace dos veranos se recaudaron casi 500 millones de euros por la banda de 3,5 Ghz y se espera que la de 700 Mhz se cierre en torno a los 1.000 a 1.500 millones.
Estamos hablando de un sistema de pujas en el que si hay menos interesados, el precio no sube excesivamente. Preguntados hace unas semanas por esta subasta en MásMóvil indicaron que no lo descartan, pero que dependerá mucho de las condiciones. Lo cierto es que en su modelo de alquiler y sinergias de redes no tiene mucho sentido gastar grandes recursos en un subasta y máxime si luego todo el espectro conseguido por las tres grandes se puede poner al servicio de futuros alquileres.
De esta manera, la subasta del 5G del próximo año puede suponer un punto de inflexión en este gran modelo de compartición de redes. El único pero es que -además de que las empresas se ponga de acuerdo- la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), ponga peros a este modelo.
El regulador es sumamente riguroso con su supervisión de las telecos. Ya lo demostró al establecer importantes limitaciones a los precios mayoristas de Telefónica o a las condiciones para aprobar la compra de Digital+. Además, es contraria totalmente a las integraciones y en público reconoce que ve con buenos ojos que existan en el mercado el mayor número de actores posible.
Redes de compartición
Se considera que la CNMC es un férreo defensor de MásMóvil como un dinamizador de precios y rebaja de costes para los usuarios, aunque desde el sector se reitera que en el caso de un gran pacto de redes se está optando por acuerdos industriales que favorecerían al consumidor con despliegues más ràpidos y menos costosos para los operadores, lo que en definitiva, no repercutirá en los precios a sus clientes.
En este punto, el acuerdo firmado por Orange y Vodafone puede ser pionero y marca el camino a seguir. Este acuerdo permitirá a ambas compañías mantener sus propias estrategias de red en las grandes ciudades, donde las eficiencias de la compartición son limitadas, aunque las fuentes consultadas no descartan que en el futuro este pacto vaya a más y pueda generar aún más sinergias.
La clave es que Telefónica, Vodafone, Orange mantengan desarrollos y autonomías en determinadas zonas claves donde se desarrolle una competencia efectiva y se compartan despliegues con este gran acuerdo en zonas donde es más difícil llegar y donde la inversión en adaptación de torres es mucho mayor.