Idas y venidas del Paquete Telecom y la importancia crucial de la Enmienda 138
Idas y venidas del Paquete Telecom y la importancia crucial de la Enmienda 138
El Paquete Telecom en su origen trataba teóricamente sobre la reforma de la legislación sobre redes y servicios de telecomunicaciones. Y como una vez dijo una de las ponentes, Catherine Trautmann, no se trataba de discutir sobre los contenidos, sino sobre las redes.
Sin embargo, tanto sectores interesados en la gestión de derechos de autor como sectores interesados en el control de Internet lo aprovecharon para colar veladamente una serie de enmiendas que favorecieran sus intereses.
Entre éstas, se encontraban enmiendas que permitieran medidas drásticas para evitar la compartición de archivos entre usuarios sin ánimo de lucro, tal y como pedía también Sarkozy, presionado por una industria, la audiovisual, que está muy cercana a él.
Estas medidas se centraban básicamente en cortar el acceso a Internet desde cualquier ordenador que se encontrara que compartía archivos, sin investigar más quién fuera la persona física que lo realizaba y sin intervención judicial alguna.
Más adelante, se aprovechó el hecho de que estas presiones parecían dar resultado sobre los eurodiputados para iniciar el segundo ataque al Telecom, el cual consistía en un proyecto para "parcelar" Internet con el objetivo de convertirlo en algo muy similar a las actuales plataformas televisivas de pago. En pocas palabras, te vendo el acceso a Internet, el cual incluye correo electrónico con un determinado proveedor (y con ninguno más) el buscador que te ofrezcamos ( y te impedimos el aceso a cualquier otro) y una serie de servicios más, cuya cantidad iría variando en función del precio que estés dispuesto a pagar. De hecho, esto ya está empezando, cuando determinados operadores móviles impiden el uso de una aplicación tan inofensiva y a la vez útil como es Skype.
En resumen, el modelo consistía en que los proveedores de acceso a Internet se convirtieran en dueños y señores de la Red, con capacidad para permitir o denegar el tráfico en la Red e incluso ejercer funciones de policías y jueces con capacidad de denunciar y condenar al margen del sistema judicial. Es algo así como si a las empresas concesionarias de autopistas se le otorgase la capacidad de, por ejemplo, negarle el paso a un vehículo determinado por "sus" autopistas a su entera discrecionalidad, o a permitir sólo el paso de vehículos de una determinada marca. Su función, sin embargo, no es más que ser meros transmisores de información entre nodos, sin investigar lo que se transfiere, que debería ser confidencial como lo es el contenido de una carta enviada a través de Correos.
Ante esta situación, organizaciones de toda Europa por la defensa de los derechos civiles en Internet comenzamos a protestar por lo que suponía efectivamente el fin del modelo abierto de Internet, modelo que ha sido precisamente responsable de hacer que Internet se haya convertido en lo que hoy es, algo imprescindible y útil en nuestras vidas, en un plazo de tiempo récord. Dado que tanto los grupos europeos de socialistas como los de conservadores (PSE y PPE) avalaban este recorte de libertades al más puro estilo de la extinta Unión Soviética o de la actual China, fueron los grupos minoritarios de la Eurocámara, liderados por el Grupo de Los
Verdes, los que comenzaron a canalizar estas propuestas en forma de nuevas enmiendas que trataran de frenar este acoso y derribo por parte de populares y socialistas a la Red.
Así fue como surgió la Enmienda 138, que pretendía garantizar que la desconexión de Internet sólo pudiera ser ordenada mediante resolución judicial, como debe ser en todo régimen que quiera denominarse democrático.
Lo contrario no sería más que una "patada en la puerta digital", exactamente equivalente en Internet a la tristemente famosa "patada en la puerta" que se pretendió instaurar hace años en España.
El Parlamento Europeo (sus Eurodiputados, como representación de los ciudadanos) avaló lógicamente esta propuesta de protección jurídica para los ciudadanos con cerca de un 90% de votos a favor. Sin embargo, el Consejo de la Unión Europea como representación de los gobiernos de los Estados Miembros no podía tolerar que echaran abajo su proyecto liberticida y comenzaron a maniobrar para echar abajo esta enmienda, debido especialmente a las presiones de Sarkozy (que aprovechó también la Presidencia de la Unión Europea que correspondía a Francia) y Zapatero, que veía en su alianza con la derecha del presidente francés la solución para mantener contentos a los artistas que tanto hicieron para que ganara La Moncloa.
Para que en Europa se apruebe un proyecto de ley no basta que el Parlamento Europeo (los eurodiputados) lo avale. También se necesita que posteriormente el Consejo de la Unión Europea (los gobiernos de los Estados Miembros) esté de acuerdo con el texto y lo ratifique para que se apruebe definitivamente. En caso de desacuerdo entre ambas instituciones, el texto se devuelve al Parlamento para una segunda lectura, durante la cual se tratan de limar asperezas entre ambos órganos modificando los textos para que el acuerdo sea posible y la nueva ley vea la luz.
Prácticamente siempre es suficiente con la primera y sólo a veces la segunda lectura para lograr un acuerdo.
Sin embargo, en este caso el acuerdo fue excepcionalmente imposible también en segunda lectura. Se había conseguido que sólo las autoridades judiciales pudieran desconectar a los usuarios de la Red o cerrar páginas web y esto no gustaba nada a los principales promotores de la censura en Internet. El Consejo se negó de nuevo. Cuando esto ocurre tras una segunda lectura, se llega al procedimiento de conciliación, un sistema bastante oculto al ciudadano de a pie en el que se desarrollan negociaciones en secreto para intentar lograr un texto que guste a todo el mundo. Y evidentemente, determinados gobiernos no están dispuestos a ceder en contra del deseo de la mayoría de la ciudadanía, representado en esta Enmienda 138. Y no piensan parar hasta que la eliminen.
Ésta es la razón de tantas idas y venidas del Paquete Telecom y la importancia crucial de la Enmienda 138 y del desconcierto que esto está causando en los ciudadanos. La Comisaria de Telecomunicaciones, Viviane Reding, ha estado (como buena política) nadando y guardando la ropa continuamente. Sus guiños ocasionales a los críticos con esta legislación tenían como único objetivo calmar las aguas para conseguir que antes o después se aprobara por ley la censura y el control de Internet. Ella quería un proceso tranquilo para que nadie se enterara de lo que estaban cocinando y no le ha salido bien.
Seguramente, cuando deje el cargo se la acabará recordando por el fracaso que ha cosechado en este proceso, independientemente de que consiga o no sus objetivos. Y lo que deberían recordar en Europa es que los ciudadanos los elegimos a ellos para que defiendan nuestros intereses, no para que muerdan la mano que les da de comer, es decir, la nuestra. Y los ciudadanos de todo el continente hemos dejado claro sin reservas que no queremos una Internet censurada y parcelada, sino una Internet libre como era hasta ahora.
CCI - Asociación de Internautas
Más información:
Un año de lucha internauta por un Paquete Telecom respetuoso con los derechos fundamentales en Europa
Entre éstas, se encontraban enmiendas que permitieran medidas drásticas para evitar la compartición de archivos entre usuarios sin ánimo de lucro, tal y como pedía también Sarkozy, presionado por una industria, la audiovisual, que está muy cercana a él.
Estas medidas se centraban básicamente en cortar el acceso a Internet desde cualquier ordenador que se encontrara que compartía archivos, sin investigar más quién fuera la persona física que lo realizaba y sin intervención judicial alguna.
Más adelante, se aprovechó el hecho de que estas presiones parecían dar resultado sobre los eurodiputados para iniciar el segundo ataque al Telecom, el cual consistía en un proyecto para "parcelar" Internet con el objetivo de convertirlo en algo muy similar a las actuales plataformas televisivas de pago. En pocas palabras, te vendo el acceso a Internet, el cual incluye correo electrónico con un determinado proveedor (y con ninguno más) el buscador que te ofrezcamos ( y te impedimos el aceso a cualquier otro) y una serie de servicios más, cuya cantidad iría variando en función del precio que estés dispuesto a pagar. De hecho, esto ya está empezando, cuando determinados operadores móviles impiden el uso de una aplicación tan inofensiva y a la vez útil como es Skype.
En resumen, el modelo consistía en que los proveedores de acceso a Internet se convirtieran en dueños y señores de la Red, con capacidad para permitir o denegar el tráfico en la Red e incluso ejercer funciones de policías y jueces con capacidad de denunciar y condenar al margen del sistema judicial. Es algo así como si a las empresas concesionarias de autopistas se le otorgase la capacidad de, por ejemplo, negarle el paso a un vehículo determinado por "sus" autopistas a su entera discrecionalidad, o a permitir sólo el paso de vehículos de una determinada marca. Su función, sin embargo, no es más que ser meros transmisores de información entre nodos, sin investigar lo que se transfiere, que debería ser confidencial como lo es el contenido de una carta enviada a través de Correos.
Ante esta situación, organizaciones de toda Europa por la defensa de los derechos civiles en Internet comenzamos a protestar por lo que suponía efectivamente el fin del modelo abierto de Internet, modelo que ha sido precisamente responsable de hacer que Internet se haya convertido en lo que hoy es, algo imprescindible y útil en nuestras vidas, en un plazo de tiempo récord. Dado que tanto los grupos europeos de socialistas como los de conservadores (PSE y PPE) avalaban este recorte de libertades al más puro estilo de la extinta Unión Soviética o de la actual China, fueron los grupos minoritarios de la Eurocámara, liderados por el Grupo de Los
Verdes, los que comenzaron a canalizar estas propuestas en forma de nuevas enmiendas que trataran de frenar este acoso y derribo por parte de populares y socialistas a la Red.
Así fue como surgió la Enmienda 138, que pretendía garantizar que la desconexión de Internet sólo pudiera ser ordenada mediante resolución judicial, como debe ser en todo régimen que quiera denominarse democrático.
Lo contrario no sería más que una "patada en la puerta digital", exactamente equivalente en Internet a la tristemente famosa "patada en la puerta" que se pretendió instaurar hace años en España.
El Parlamento Europeo (sus Eurodiputados, como representación de los ciudadanos) avaló lógicamente esta propuesta de protección jurídica para los ciudadanos con cerca de un 90% de votos a favor. Sin embargo, el Consejo de la Unión Europea como representación de los gobiernos de los Estados Miembros no podía tolerar que echaran abajo su proyecto liberticida y comenzaron a maniobrar para echar abajo esta enmienda, debido especialmente a las presiones de Sarkozy (que aprovechó también la Presidencia de la Unión Europea que correspondía a Francia) y Zapatero, que veía en su alianza con la derecha del presidente francés la solución para mantener contentos a los artistas que tanto hicieron para que ganara La Moncloa.
Para que en Europa se apruebe un proyecto de ley no basta que el Parlamento Europeo (los eurodiputados) lo avale. También se necesita que posteriormente el Consejo de la Unión Europea (los gobiernos de los Estados Miembros) esté de acuerdo con el texto y lo ratifique para que se apruebe definitivamente. En caso de desacuerdo entre ambas instituciones, el texto se devuelve al Parlamento para una segunda lectura, durante la cual se tratan de limar asperezas entre ambos órganos modificando los textos para que el acuerdo sea posible y la nueva ley vea la luz.
Prácticamente siempre es suficiente con la primera y sólo a veces la segunda lectura para lograr un acuerdo.
Sin embargo, en este caso el acuerdo fue excepcionalmente imposible también en segunda lectura. Se había conseguido que sólo las autoridades judiciales pudieran desconectar a los usuarios de la Red o cerrar páginas web y esto no gustaba nada a los principales promotores de la censura en Internet. El Consejo se negó de nuevo. Cuando esto ocurre tras una segunda lectura, se llega al procedimiento de conciliación, un sistema bastante oculto al ciudadano de a pie en el que se desarrollan negociaciones en secreto para intentar lograr un texto que guste a todo el mundo. Y evidentemente, determinados gobiernos no están dispuestos a ceder en contra del deseo de la mayoría de la ciudadanía, representado en esta Enmienda 138. Y no piensan parar hasta que la eliminen.
Ésta es la razón de tantas idas y venidas del Paquete Telecom y la importancia crucial de la Enmienda 138 y del desconcierto que esto está causando en los ciudadanos. La Comisaria de Telecomunicaciones, Viviane Reding, ha estado (como buena política) nadando y guardando la ropa continuamente. Sus guiños ocasionales a los críticos con esta legislación tenían como único objetivo calmar las aguas para conseguir que antes o después se aprobara por ley la censura y el control de Internet. Ella quería un proceso tranquilo para que nadie se enterara de lo que estaban cocinando y no le ha salido bien.
Seguramente, cuando deje el cargo se la acabará recordando por el fracaso que ha cosechado en este proceso, independientemente de que consiga o no sus objetivos. Y lo que deberían recordar en Europa es que los ciudadanos los elegimos a ellos para que defiendan nuestros intereses, no para que muerdan la mano que les da de comer, es decir, la nuestra. Y los ciudadanos de todo el continente hemos dejado claro sin reservas que no queremos una Internet censurada y parcelada, sino una Internet libre como era hasta ahora.
CCI - Asociación de Internautas
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