El Efecto SINDE
El Efecto SINDE
Cuando se cumplen los 100 primeros días de mandato del nuevo Presidente de EE.UU mucho se habla del efecto Obama y del papel que Internet y las redes sociales han tenido en su éxito electoral. Y no solo por ser el medio de comunicación de masas más poderoso jamás conocido, sino por haber sido el primero que ha sabido dar paso a la llamada política 3.0. y a la Extreme Democracy como medio para conectar con la emergente sociedad de la información.
Tal es así que una las prioridades del nuevo presidente norteamericano, es crear un Google capaz de facilitar toda la información oficial a los ciudadanos sin que estos tengan que moverse de sus hogares. Esta iniciativa se encuadra dentro de la anunciada Administración Abierta, un nuevo concepto en el que los servicios giran en torno a los ciudadanos y no al revés.
En España, donde se vive un proceso electoral sin fin, también el éxito de Barack Obama ha tenido su impacto, y los políticos compiten en ideas y formulas para hacerse un hueco en la RED. Sin embargo, es indudable que nadie ha tenido una presencia tan impactante en Internet y en las redes sociales como la recién nombrada ministra de Cultura, Angeles Gonzáez-Sinde, un fenómeno profusamente reportado por los medios.
Nada mas ser nombrada la Red entera vibró como si hubiera sufrido una descarga, a los pocos días se pedía su recusación, en Facebock se creo un grupo que, solo unas semanas después acoge ya más de 32.000 firmas de personas que demandan su dimisión. Al poco de acceder al cargo, desde Internet se convoca una concentración (prevista para el próximo 24 de mayo, frente a las puertas de su Ministerio), para recordar que los derechos civiles también rigen en Internet, y que estos no son posibles sin una banda ancha universal y una red neutral.
Por cierto la implantación de la banda ancha, lejos de tender a la universalidad ha sufrido un frenazo en seco debido al reciente anuncio del Gobierno de imponer un canon sobre las lineas ADSL. Lo que significa que en España tendremos un ancho de banda mas estrecho y caro que en el resto de Europa.
Volviendo al tema que nos ocupa, se advierte rápido que el efecto Sinde se distingue del efecto Obama: Sinde representa el éxito en negativo y nos conduce a una sociedad indeseada. Los politólogos y sociólogos deberan observar este fenómeno, ya que en este caso no fue la política quien buscó a Internet, sino Internet quien esta dispuesto a salir a la calle para lanzar su mensaje a la politica.
Es cierto que la ministra ha moderado su lenguaje, ofreciendo diálogo, aunque sin especificar. Y también ha hecho una apuesta por soluciones conjuntas. Pero su mensaje no llega: una y otra vez intenta cruzar la calle sin lograrlo, ya que desde lo más profundo del ciberespacio surge una profunda aversión que se lo impide.
Ahora, como una marioneta rota antes de empezar la función, con temor al olvido y con desesperanza, sentada en el sillón desde el que no puede gobernar, por temor a ser cuanto menos recusada, se interroga sobre el ciber cataclismo que ha originado su entrada en política.
No es su persona, que merece un profundo respeto y hasta simpatía, la que produce rechazo, sino quienes, escondidos dentro de su juventud, pretenden mover las cuerdas del futuro próximo. Ellos son lo viejo contra lo nuevo, defendiéndose de la unica forma que saben hacerlo, regulando y prohibiendo. La imagen que encarna, a pesar de su edad, es rancia, trae olor a dinero, y los jovénes pronto entendieron que no ven el medio para garantizar el acceso de todos al conocimiento sino para defender el negocio de unos pocos.
Pedro Martínez García. Fiscal del Tribunal superior de Justicia de Madrid
En España, donde se vive un proceso electoral sin fin, también el éxito de Barack Obama ha tenido su impacto, y los políticos compiten en ideas y formulas para hacerse un hueco en la RED. Sin embargo, es indudable que nadie ha tenido una presencia tan impactante en Internet y en las redes sociales como la recién nombrada ministra de Cultura, Angeles Gonzáez-Sinde, un fenómeno profusamente reportado por los medios.
Nada mas ser nombrada la Red entera vibró como si hubiera sufrido una descarga, a los pocos días se pedía su recusación, en Facebock se creo un grupo que, solo unas semanas después acoge ya más de 32.000 firmas de personas que demandan su dimisión. Al poco de acceder al cargo, desde Internet se convoca una concentración (prevista para el próximo 24 de mayo, frente a las puertas de su Ministerio), para recordar que los derechos civiles también rigen en Internet, y que estos no son posibles sin una banda ancha universal y una red neutral.
Por cierto la implantación de la banda ancha, lejos de tender a la universalidad ha sufrido un frenazo en seco debido al reciente anuncio del Gobierno de imponer un canon sobre las lineas ADSL. Lo que significa que en España tendremos un ancho de banda mas estrecho y caro que en el resto de Europa.
Volviendo al tema que nos ocupa, se advierte rápido que el efecto Sinde se distingue del efecto Obama: Sinde representa el éxito en negativo y nos conduce a una sociedad indeseada. Los politólogos y sociólogos deberan observar este fenómeno, ya que en este caso no fue la política quien buscó a Internet, sino Internet quien esta dispuesto a salir a la calle para lanzar su mensaje a la politica.
Es cierto que la ministra ha moderado su lenguaje, ofreciendo diálogo, aunque sin especificar. Y también ha hecho una apuesta por soluciones conjuntas. Pero su mensaje no llega: una y otra vez intenta cruzar la calle sin lograrlo, ya que desde lo más profundo del ciberespacio surge una profunda aversión que se lo impide.
Ahora, como una marioneta rota antes de empezar la función, con temor al olvido y con desesperanza, sentada en el sillón desde el que no puede gobernar, por temor a ser cuanto menos recusada, se interroga sobre el ciber cataclismo que ha originado su entrada en política.
No es su persona, que merece un profundo respeto y hasta simpatía, la que produce rechazo, sino quienes, escondidos dentro de su juventud, pretenden mover las cuerdas del futuro próximo. Ellos son lo viejo contra lo nuevo, defendiéndose de la unica forma que saben hacerlo, regulando y prohibiendo. La imagen que encarna, a pesar de su edad, es rancia, trae olor a dinero, y los jovénes pronto entendieron que no ven el medio para garantizar el acceso de todos al conocimiento sino para defender el negocio de unos pocos.
Pedro Martínez García. Fiscal del Tribunal superior de Justicia de Madrid