La Sociedad de la Información, una 'Cenicienta' más
El nuevo Gobierno socialista no sólo ha desmantelado el ministerio de Ciencia y Tecnología creado por su antecesor popular. Hasta última hora las competencias sobre las 'telecos', el I+D y la Sociedad de la Información iban a quedar encuadradas en una humilde dirección general de la renacida cartera de Industria. En el último minuto han logrado remontar su rango hasta la dignidad intermedia de secretaria de estado.
El reciente cambio de mayoría parlamentaria tras las elecciones generales del 14-M ha vuelto ha demostrar que las profundas diferencias en criterios generales y políticas concretas de los dos principales partidos conducen al país de forma inevitable a una absurda dinámica de péndulo.
De forma al parecer inevitable, lo que en 14 años hicieron los gobiernos del PSOE tuvo que ser enmendado por los ocho años de los ejecutivos del PP. Y ahora nos encontramos de vuelta a la otra banda.
La falta de consenso y el regusto por el volantazo afecta a temas trascendentes, de los denominados "de Estado", como la educación, donde ya ha quedado en suspenso la Ley de Calidad, o a la administración de la justicia, donde se anuncia la revocación de recientes modificaciones del Código Penal y donde se ha producido el relevo del Fiscal General, cuando aún no ha transcurrido una semana desde la toma de posesión de los ministros designados por José Luis Rodríguez Zapatero.
¿CAMBIO DE PRIORIDADES EN EL NUEVO GOBIERNO?
La irrefrenable afición de los políticos españoles por el deporte del pendulazo llega a todos los rincones de la actividad administrativa, y en este viaje desde el conservadurismo hacia la socialdemocracia, la tecnología, las 'telecos' y la Sociedad de la Información han pasado de presuntas reinas por un día a firmes aspirantes al papel de cenicienta.
El Partido Popular creó el ministerio de Ciencia y Tecnología en el año 2000 coincidiendo con el comienzo de su segunda legislatura; la de la mayoría absoluta. En sus escasos cuatro años de vida la nueva cartera ha cosechado más bien fracasos y sinsabores aunque, en su descargo, se pueda alegar que su trayectoria ha coincidido con el desbaratamiento de la llamada burbuja tecnológica.
Los tres titulares de la cartera, Anna Birulés, Josep Piqué y Juan Costa, han actuado más de apaga fuegos que de auténticos gestores de un sector que, hace sólo un lustro, prometía únicamente mieles para su futuro.
El nuevo Gobierno del PSOE ha desmantelado de un plumazo aquel invento de los populares y ha dispersado sus competencias entre el ministerio de Educación y el resucitado ministerio de Industria.
Esta macrocartera, que algunos han propuesto denominar "de la Empresa", acapara un totum revolutum de responsabilidades, con competencias sobre la industria, el comercio, el turismo, la energía y las 'telecos'.
UNA POLÍTICA MÁS EN LA CARTERA DE INDUSTRIA...
El golpe de gracia dado por Zapatero a la cartera de Ciencia y Tecnología responde a la lógica del pendulazo, pero no deja de tener su punto de coherencia.
Las principales corporaciones que se dedican a la producción de bienes tangibles han denunciado el abandono en que el ultraliberalismo conservador de los gobiernos José María Aznar ha dejado a esos locos que aun creen en la necesidad de que España conserve un mínimo tejido industial.
En el último cuatrienio ha aquejado a todo el territorio nacional una verdadera epidemia que ha dado en denominarse de 'deslocalización' y que no es otra cosa que huida de las inversiones en instalaciones fabriles hacia zonas como el norte de África, el Este de Europa o el continente asiático, donde la mano de obra es mucho más barata.
Este fenómeno preocupante exigía la resurrección del ministerio de Industria que con tanta alegría se había volatilizado durante la era Aznar.
Pero, conforme a la teoría del péndulo, la vuelta a la vida de la política industrial ha estado a punto de convertirse en un certificado de defunción para la política tecnológica.
Aun a última hora del pasado sábado 17 de abril parecía decidido que las competencias sobre 'telecos' iban a quedar ubicadas durante la nueva etapa en una humilde dirección general.
En aquellos dramáticos momentos, ninguno de los nuevos popes socialistas había reparado en que alguna decisión habrían de tomar sobre los entes y competencias creados por el PP para el desarrollo de la Sociedad de la Información (especialmente con España.es) y también sobre las competencias del conflictivo sector audiovisual.
¿QUIEN LLEVARÁ EL TIMÓN TECNOLÓGICO EN ESPAÑA?
Por fortuna, alguien, en el último momento debió convencer al titular del ministerio de Industria, José Montilla, de una verdad de perogrullo; la resurrección de las competencias de la industria no tenían porque significar el abandono de la atención a la tecnología, si no más bien al contrario.
Ahora el enredo está en la elección del nuevo secretario de Estado de Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información.
El candidato nominado, pero que no termina de ser confirmado, es Francisco Ros, un ex directivo de Telefónica con experiencia internacional, que además ha militado en operadoras alternativas. Todo un fichaje, que sería una pena que no terminara de cuajar.
Estrecho de Banda para Finanzas.com
De forma al parecer inevitable, lo que en 14 años hicieron los gobiernos del PSOE tuvo que ser enmendado por los ocho años de los ejecutivos del PP. Y ahora nos encontramos de vuelta a la otra banda.
La falta de consenso y el regusto por el volantazo afecta a temas trascendentes, de los denominados "de Estado", como la educación, donde ya ha quedado en suspenso la Ley de Calidad, o a la administración de la justicia, donde se anuncia la revocación de recientes modificaciones del Código Penal y donde se ha producido el relevo del Fiscal General, cuando aún no ha transcurrido una semana desde la toma de posesión de los ministros designados por José Luis Rodríguez Zapatero.
¿CAMBIO DE PRIORIDADES EN EL NUEVO GOBIERNO?
La irrefrenable afición de los políticos españoles por el deporte del pendulazo llega a todos los rincones de la actividad administrativa, y en este viaje desde el conservadurismo hacia la socialdemocracia, la tecnología, las 'telecos' y la Sociedad de la Información han pasado de presuntas reinas por un día a firmes aspirantes al papel de cenicienta.
El Partido Popular creó el ministerio de Ciencia y Tecnología en el año 2000 coincidiendo con el comienzo de su segunda legislatura; la de la mayoría absoluta. En sus escasos cuatro años de vida la nueva cartera ha cosechado más bien fracasos y sinsabores aunque, en su descargo, se pueda alegar que su trayectoria ha coincidido con el desbaratamiento de la llamada burbuja tecnológica.
Los tres titulares de la cartera, Anna Birulés, Josep Piqué y Juan Costa, han actuado más de apaga fuegos que de auténticos gestores de un sector que, hace sólo un lustro, prometía únicamente mieles para su futuro.
El nuevo Gobierno del PSOE ha desmantelado de un plumazo aquel invento de los populares y ha dispersado sus competencias entre el ministerio de Educación y el resucitado ministerio de Industria.
Esta macrocartera, que algunos han propuesto denominar "de la Empresa", acapara un totum revolutum de responsabilidades, con competencias sobre la industria, el comercio, el turismo, la energía y las 'telecos'.
UNA POLÍTICA MÁS EN LA CARTERA DE INDUSTRIA...
El golpe de gracia dado por Zapatero a la cartera de Ciencia y Tecnología responde a la lógica del pendulazo, pero no deja de tener su punto de coherencia.
Las principales corporaciones que se dedican a la producción de bienes tangibles han denunciado el abandono en que el ultraliberalismo conservador de los gobiernos José María Aznar ha dejado a esos locos que aun creen en la necesidad de que España conserve un mínimo tejido industial.
En el último cuatrienio ha aquejado a todo el territorio nacional una verdadera epidemia que ha dado en denominarse de 'deslocalización' y que no es otra cosa que huida de las inversiones en instalaciones fabriles hacia zonas como el norte de África, el Este de Europa o el continente asiático, donde la mano de obra es mucho más barata.
Este fenómeno preocupante exigía la resurrección del ministerio de Industria que con tanta alegría se había volatilizado durante la era Aznar.
Pero, conforme a la teoría del péndulo, la vuelta a la vida de la política industrial ha estado a punto de convertirse en un certificado de defunción para la política tecnológica.
Aun a última hora del pasado sábado 17 de abril parecía decidido que las competencias sobre 'telecos' iban a quedar ubicadas durante la nueva etapa en una humilde dirección general.
En aquellos dramáticos momentos, ninguno de los nuevos popes socialistas había reparado en que alguna decisión habrían de tomar sobre los entes y competencias creados por el PP para el desarrollo de la Sociedad de la Información (especialmente con España.es) y también sobre las competencias del conflictivo sector audiovisual.
¿QUIEN LLEVARÁ EL TIMÓN TECNOLÓGICO EN ESPAÑA?
Por fortuna, alguien, en el último momento debió convencer al titular del ministerio de Industria, José Montilla, de una verdad de perogrullo; la resurrección de las competencias de la industria no tenían porque significar el abandono de la atención a la tecnología, si no más bien al contrario.
Ahora el enredo está en la elección del nuevo secretario de Estado de Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información.
El candidato nominado, pero que no termina de ser confirmado, es Francisco Ros, un ex directivo de Telefónica con experiencia internacional, que además ha militado en operadoras alternativas. Todo un fichaje, que sería una pena que no terminara de cuajar.
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