La norma explica en su título preliminar que las novedades tecnológicas han conducido a la necesidad de "actualizar" el uso de recursos por parte de estos policías infiltrados. Por ello, establece herramientas para que actúen bajo identidad supuesta en los canales cerrados de comunicación telemática, y puedan grabar imágenes y conversaciones, cuando fuera preciso.
La Lecrim especifica en su artículo 282 que este "agente encubierto informático" podrá intercambiar o enviar por sí mismo archivos ilícitos por razón de su contenido. También podrá "analizar los algoritmos asociados a dichos archivos ilícitos", para localizar a sospechosos de la comisión de delitos como la pedofilia o el terrorismo.
La nueva norma introduce medidas de investigación tecnológica adaptadas a la actualidad y amplía la interceptación de comunicaciones --que afectará a WhatsApp, SMS, escuchas ambientales-- siempre con la previa autorización de un juez.