No me malinterpretéis: MSN Messenger era útil y fue uno de los precursores de la mensajería instantánea. Pero era un programa molesto, para qué lo vamos a negar. Sin embargo, y al igual que los odiosos *.gif de "en obras", las páginas con música y un largo etcétera, a todos los que llevamos años en Internet nos evoca cierta nostalgia. Hasta que te acuerdas de los zumbidos. Entonces das gracias de que ya no exista. Y es que MSN Messenger tenía unas cuantas características que al final te acababan poniendo de los nervios.
1) Los zumbidos
Estar tranquilamente conectado leyendo cosas y de repente.... bzzzzzzz. Lo ignorabas y seguías a lo tuyo pero bzzzzzzz. Al final no te quedaba otra que mirar quién era el pesado que, como no respondías, no dejaba de enviarte zumbidos. Y por si el sonido era poco, la ventana vibraba para intentar llamar aún más tu atención. Al final te pasabas la vida con el estado "No disponible" para evitar aguantar esto.
2) El "tinuní"
No sé si es por haberlo escuchado tantas veces en el pasado, pero es un sonido insufrible. Todo el día escuchando "tinuní" cada vez que alguien te hablaba... Otra razón más para vivir en el "No disponible" perpetuo pero es que ni pese a eso dejabas de escucharlo. Todavía recuerdo mis vecinos de abajo, que pasaban las noches en el Messenger y con la ventana abierta. "Tinuní" hasta que te dormías. Frustante.
3) La fuente personalizable
Dejar elegir al usuario no suele ser la mejor opción, y menos cuando esto tiene repercusión con el resto. Los chicos de MSN pensaron en su día que sería divertido que cualquiera pudiera hablar con su fuente favorita... en su tamaño favorito y con el color que deseases. ¿El resultado? Letras gigantes, chillonas e imposibles de leer que terminaban haciendo daño a la vista.
4) El poder asignar iconos a letras
Las mismas mentes pensantes que decidieron que los usuarios pudiesen personalizar la fuente de sus mensajes, consideraron oportuno hacer que se pudieran instalar iconos personalizados y asignarles una frase. Por ejemplo, si decías "ok", podías seleccionar un icono que mostrara las letras "OK" en grande y con chispitas de colores. Basado en una historia real.
Al final esto hacía que las conversaciones con algunos usuarios dieran ganas de estrellar la pantalla del ordenador contra la pared. No sólo te quedabas ciego con la fuente que habían elegido, sino que la mitad de palabras las tenían asignadas a iconos y, al final, los textos eran una mezcla de cosas moviéndose y letras imposible de leer.
5) Los guiños gigantes
Fueron una de las últimas novedades que añadieron al programa, pero a pesar de todo nos tocó sufrirlos con creces. Por si los zumbidos no eran suficiente, ¿por qué no hacer animaciones a pantalla completa que movieran, sonaran y taparan la ventana de la conversación? Y lo peor es que había páginas que te ofrecían packs con cientos de ellos.
6) Envío de archivos
¿Cómo enviar a un compañero tu parte del trabajo en grupo? ¿O quizás tenías una canción que querías compartir? MSN Messenger solía ser el método escogido por aquel entonces, pero lo cierto es que fallaba más que una escopeta de feria. Entre que el sistema no iba muy allá y que las conexiones eran lentas en exceso, el enviarse cosas a través del programa acababa con la paciencia de cualquiera.
7) Los juegos que fallaban más que...
Pero si hay algo que daba todavía más problemas que las transferencias de archivos, eran los juegos compartidos que tenía el programa. Insufribles: además de ir lentos, cuando por fin podías jugar o bien tu amigo o tú os caíais del mismo. Era casi imposible completar una partida, y es que jugar por Messenger era uno de los deportes de riesgo de la época.
8) Los participantes fantasma
Las conversaciones grupales eran bastante entretenidas en MSN Messenger, pero tenían un inconveniente: si quedaban inactivas, el programa decidía por su cuenta echar a alguno de los participantes. Si tenías mala suerte y te tocaba, boom, fuera de la conversación.
9) Los culebrones con los bloqueos
"Me ha puesto en no admitir, creo. ¿Te sale a ti como conectado?". Para los adolescentes de aquella época, uno de los mayores traumas era que algún amigo te pusiera en la lista de "no admitir". De esta forma todos podían verle conectado menos tú, ya que te había bloqueado. Todo se volvía todavía más frustrante cuando te invitaban a conversaciones grupales y dicho sujeto allí estaba, conectado, pese a que tú no podías verlo.
10) Los errores al entrar
"No se ha podido iniciar sesión". Todos odiábamos esas palabras, ya bien fuera porque no teníamos Internet o porque el propio programa estaba fallando. Iba por épocas: había ocasiones en las que Messenger iba mal durante días. ¿Qué pasaría ahora si WhatsApp se cayera día sí y día no? Pues eso.
11) Iniciar sesión... cinco veces seguidas
Con la llegada de Messenger llegaron también multitud de add-ons, en muchos casos tremendamente molestos. Uno de ellos permitía, por ejemplo, que en lugar de aparecer a tus contactos con la clásica ventana de "X ha iniciado sesión", este mismo aviso se repitiera a modo de cascada vertical por toda la pantalla.
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