Entonces, cuando el timado ya se ve firmando el contrato, tiran de la caña: antes de empezar a trabajar, debe suscribir un seguro de entre 12 y 15 euros para cubrir posibles desperfectos del material que le van a enviar, y que naturalmente no existe. La Unidad de Delitos Telemáticos de la Guardia Civil estima que cada uno de estos anuncios falsos puede llegar a captar hasta a 1.000 empleados', lo que supone beneficios de hasta 15.000 euros por anuncio.
Uno de los principales problemas a los que se enfrentan las autoridades a la hora de combatir este fenómeno es que hay muy poca gente que esté dispuesta a poner una denuncia por un pequeño timo de 12 ó 15 euros. No obstante, la Guardia Civil es clara al respecto: es importantísimo hacerlo, por pequeña que sea la cantidad defraudada. La razón es que, sumando las cantidades estafadas a cada afectado por uno de estos anuncios, el resultado acaba siendo muy superior a los 400 euros que marcan la diferencia entre delito y falta. Por tanto, es esencial que todos los timados inicien el proceso penal, en aras de evitar la impunidad de los delincuentes.
¿Estafado o estafador?
Pero lo narrado dista de ser la variante más maquiavélica del fraude. En ocasiones, la persona no sólo es defraudada sino que además es utilizada como "mulero" u hombre de paja que cargue con las culpas.
Aquí la jugarreta no termina con la sustracción de la propinilla por el material inexistente, sino que los delincuentes confirman al internauta que ha sido seleccionado para el puesto' y le remiten instrucciones para desempeñar su labor en la empresa. Normalmente, le informan que han procedido a ingresar en su cuenta el primer encargo: dinero de los clientes que debe ser enviado, en cantidades inferiores a 3.000 euros, a la persona cuyos datos le indican. Todo ello, a cambio de un 10% de comisión.
El estafado, creyéndose empleado de una empresa legal, repite esta operación varias veces, hasta que para su sorpresa el banco le bloquea la cuenta por una supuesta actividad fraudulenta y la policía le comunica que ha sido denunciado. Sin comerlo ni beberlo, se ve implicado en un caso de estafa. En adelante le tocará demostrar ante un juez que no sabía nada y que actuaba de buena fe, cosa nada fácil.
Al calor de la crisis
El Instituto Nacional de Tecnologías de la Comunicación (INTECO) advierte en un estudio sobre el fraude online y su evolución entre 2007 y 2009 que un 26,6% de los usuarios encuestados han declarado casos de ofertas de trabajo potencialmente falsas en el tercer trimestre de 2009, cifra que llegó a alcanzar el 28,3% en el trimestre anterior, su máximo histórico de incidencia.
Según Víctor Domingo, presidente de la Asociación de Internautas, se trata de un fenómeno "paralelo" al del Phishing (captación de cuentas bancarias a través de páginas web falsas). Domingo no es partidario del término microestafa', pues en su opinión minimiza lo que es un fraude "en toda regla". Por consiguiente, prefiere denominar Scam a esta práctica, en auge desde el comienzo de la crisis y a la que define como "un complemento del Phishing".
En opinión de Domingo, los delincuentes que practican el Phishing también están detrás del Scam. En concreto, señala a "bandas organizadas de ex repúblicas soviéticas". En cuanto al retrato de los afectados, el presidente de la Asociación de Internautas dice que "no existe un perfil claro. Hay gente que está apretada por la situación económica pero también muchos que quieren sacarse un sobresueldo".