Gonzalo Suárez La Razón .- Eduardo Bautista se ha garantizado un retiro dorado para cuando abandone sus labores al frente de la SGAE. El presidente del Consejo de Dirección de la entidad cobrará una pensión vitalicia de 24.511,49 euros al mes, según los cálculos de la consultora Watson Wyatt a los que ha tenido acceso LA RAZÓN. Es decir, el ejecutivo recibirá casi 300.000 euros al año por este concepto, al margen de otros ingresos que pueda percibir como sus derechos de autor.
En su informe, Watson Wyatt no identifica al beneficiario de esta jugosa pensión, pero sí que señala su fecha de nacimiento: el 25 de mayo de 1943, la misma que figura en la biografía oficial de Bautista. El informe está fechado a 31 de diciembre del año pasado y precisa que su jubilación «puede producirse en cualquier momento a decisión del mismo». Fuentes de SGAE confirmaron de forma extraoficial los términos de este pacto con su máximo directivo.
Acuerdo individual
Según el acuerdo individual firmado con la empresa, Eduardo Bautista tiene derecho a cobrar una pensión mensual que se determina como el 60 por ciento del salario mensual a la fecha de jubilación más una cuantía fija de 5.126,41 euros. En 2009, el salario pensionable del ejecutivo ascendió a 323.773 euros. «La aseguradora, al haber vencido el pago de la prestación a los 65 años del asegurado, tiene una nueva fecha de referencia para el pago de la prestación y certifica que la renta mensual no reversible asciende a 24.511,49 euros», dice el informe. O sea, que según los cálculos de Watson Wyatt, Eduardo Bautista se habría garantizado una pensión que supera el 90 por ciento de su sueldo actual y que roza la media de ingresos de los controladores aéreos, cuya abultada remuneración ha provocado tanta polémica.
Dos millones en pensiones
En julio del año pasado, LA RAZÓN ya desveló que la SGAE había invertido más de dos millones de euros en un plan de pensiones para sus directivos entre 2002 y 2008. Entonces, la entidad justificó este gasto con el argumento de que Bautista «durante muchos años percibió una remuneración total de 300 euros semanales». «[El plan de pensiones] fue acordado por la Junta Directiva como justa contraprestación a la figura de un alto ejecutivo que durante su mandato ha multiplicado en un 1.512 por ciento los ingresos por derechos de autor, para garantizarle en el momento de su jubilación una pensión acorde a su responsabilidad», aseguró la SGAE en una carta remitida a este diario en esas fechas.
Las abultadas cifras que se manejan para la jubilación de los directivos de la institución 19 personas, según las propias cuentas de la SGAE contrastan con las del fondo de pensiones que disfrutan sus empleados. Desde 1997, cuando la entidad externalizó dicho plan, la cuantía para cada trabajador ha ido creciendo en línea con la inflación. Así, en 2002, se aportó un total de 660,54 euros por empleado y seis años después, en 2008, se llegó a los 807,19 euros.
La revelación de la futura pensión de Bautista llega en un momento de intensas dificultades económicas en la entidad que tutela desde hace un cuarto de siglo. En 2008, la SGAE perdió dinero por primera vez en dos décadas: su saldo negativo fue de 1,35 millones de euros, según la auditoría de sus cuentas realizada por la firma BDO Audiberia. Una de las causas de estas pérdidas fue que la recaudación por derechos de autor cayó un 11,5 por ciento en ese año, hasta alcanzar los 333,9 millones de euros.
La SGAE se escudó en estos datos negativos para diseñar un plan ajuste de plantilla que ha supuesto el despido de más de veinte empleados en las últimas semanas por «falta de productividad» y «razones organizativas». Como respuesta a esta oleada de despidos, el Comité de Empresa exigió al Ministerio de Cultura que intervenga la institución ante la «alarmante situación» creada por la gestión de Bautista. En concreto, denunciaron que la entidad «hipoteca las futuras recaudaciones» con la «construcción y rehabilitación de edificios» y «creación de empresas con ánimo de lucro».
Las pruebas del monopolio
A esta crisis económica se une el varapalo que le propinó el mes pasado la Comisión Nacional de Competencia, que denunció que las entidades de gestión, con la SGAE a la cabeza, operan en un régimen de «monopolio». Según los expertos de la Comisión, este monopolio explicaría la «falta de transparencia», «las tarifas inequitativas y/o discriminatorias» y las dificultades de gestión «online» de los derechos de autor. Por eso, este organismo aconsejó que estos organismos deberían dejar de ser entidades sin ánimo de lucro para transformarse en cualquier otro tipo de forma jurídica.
Por todo ello, Bautista empieza a enfrentarse a la oposición en los propios órganos de gestión de la entidad. Así, la Junta Directiva del pasado mes fue de las más convulsas que se recuerdan. Los más críticos fueron los miembros del colegio editorial, que no comparten sus inversiones inmobiliarias, como la red de teatros ARTeria. Tan movida fue la reunión que el propio Eduardo Bautista admitió que existe «una diferencia de criterios» con este colectivo, pero negó que vaya a dimitir en los próximos meses, como se ha especulado. La situación de la entidad que dirige resulta tan crítica que Bautista ha adoptado un perfil bajo en los últimos tiempos. Así, apenas ha protagonizado comparecencias públicas y ha delegado estas labores en sus principales subordinados.
Además, ha tendido puentes con antiguos enemigos políticos como el Partido Popular. Tal y como reveló este diario este mes, una comitiva de Ibercrea sociedad que reúne a la SGAE, AIE, Cedro y Aisge se reunió en Génova con varios dirigentes de la formación.
La «propina» de los derechos de autor
Además de la pensión de la SGAE, Eduardo Bautista disfrutará de otro sobresueldo cuando se retire: sus ingresos por derechos de autor. Él mismo ha reconocido que cobra unos 4.000 euros al año, principalmente por el disco «Ciclos», la canción «Get on your Knees» y la banda sonora de «Peppermint Frappé». De todas formas, su carrera como gestor cultural le ha reportado unos ingresos mucho mayores que sus años como músico y productor. La SGAE aduce que los ingresos de Bautista están en la línea, o incluso por debajo, de otros organismos de parecido nivel económico. Es cierto que una gratificación así no resulta inusual en empresas con más de 400 empleados. Sin embargo, un matiz hace que la cuantía de su pensión resulte llamativa: la SGAE es una entidad de gestión de derechos y, por tanto, se trata de una asociación sin ánimo de lucro.
POR EL ENTRAMADO SOCIETARIO
Denunciamos a la Sgae ante la Fiscalía contra la Corrupción y la Criminalidad Organizada.
REITERAN A LA FISCALÍA CONTRA LA CORRUPCIÓN
Para que inicie diligencias sobre una posible actividad económica de carácter delictivo de la Sgae.
CANON DIGITAL
¿Tienen ramificaciones el caso Gürtel y la SGAE?
En su informe, Watson Wyatt no identifica al beneficiario de esta jugosa pensión, pero sí que señala su fecha de nacimiento: el 25 de mayo de 1943, la misma que figura en la biografía oficial de Bautista. El informe está fechado a 31 de diciembre del año pasado y precisa que su jubilación «puede producirse en cualquier momento a decisión del mismo». Fuentes de SGAE confirmaron de forma extraoficial los términos de este pacto con su máximo directivo.
Acuerdo individual
Según el acuerdo individual firmado con la empresa, Eduardo Bautista tiene derecho a cobrar una pensión mensual que se determina como el 60 por ciento del salario mensual a la fecha de jubilación más una cuantía fija de 5.126,41 euros. En 2009, el salario pensionable del ejecutivo ascendió a 323.773 euros. «La aseguradora, al haber vencido el pago de la prestación a los 65 años del asegurado, tiene una nueva fecha de referencia para el pago de la prestación y certifica que la renta mensual no reversible asciende a 24.511,49 euros», dice el informe. O sea, que según los cálculos de Watson Wyatt, Eduardo Bautista se habría garantizado una pensión que supera el 90 por ciento de su sueldo actual y que roza la media de ingresos de los controladores aéreos, cuya abultada remuneración ha provocado tanta polémica.
Dos millones en pensiones
En julio del año pasado, LA RAZÓN ya desveló que la SGAE había invertido más de dos millones de euros en un plan de pensiones para sus directivos entre 2002 y 2008. Entonces, la entidad justificó este gasto con el argumento de que Bautista «durante muchos años percibió una remuneración total de 300 euros semanales». «[El plan de pensiones] fue acordado por la Junta Directiva como justa contraprestación a la figura de un alto ejecutivo que durante su mandato ha multiplicado en un 1.512 por ciento los ingresos por derechos de autor, para garantizarle en el momento de su jubilación una pensión acorde a su responsabilidad», aseguró la SGAE en una carta remitida a este diario en esas fechas.
Las abultadas cifras que se manejan para la jubilación de los directivos de la institución 19 personas, según las propias cuentas de la SGAE contrastan con las del fondo de pensiones que disfrutan sus empleados. Desde 1997, cuando la entidad externalizó dicho plan, la cuantía para cada trabajador ha ido creciendo en línea con la inflación. Así, en 2002, se aportó un total de 660,54 euros por empleado y seis años después, en 2008, se llegó a los 807,19 euros.
La revelación de la futura pensión de Bautista llega en un momento de intensas dificultades económicas en la entidad que tutela desde hace un cuarto de siglo. En 2008, la SGAE perdió dinero por primera vez en dos décadas: su saldo negativo fue de 1,35 millones de euros, según la auditoría de sus cuentas realizada por la firma BDO Audiberia. Una de las causas de estas pérdidas fue que la recaudación por derechos de autor cayó un 11,5 por ciento en ese año, hasta alcanzar los 333,9 millones de euros.
La SGAE se escudó en estos datos negativos para diseñar un plan ajuste de plantilla que ha supuesto el despido de más de veinte empleados en las últimas semanas por «falta de productividad» y «razones organizativas». Como respuesta a esta oleada de despidos, el Comité de Empresa exigió al Ministerio de Cultura que intervenga la institución ante la «alarmante situación» creada por la gestión de Bautista. En concreto, denunciaron que la entidad «hipoteca las futuras recaudaciones» con la «construcción y rehabilitación de edificios» y «creación de empresas con ánimo de lucro».
Las pruebas del monopolio
A esta crisis económica se une el varapalo que le propinó el mes pasado la Comisión Nacional de Competencia, que denunció que las entidades de gestión, con la SGAE a la cabeza, operan en un régimen de «monopolio». Según los expertos de la Comisión, este monopolio explicaría la «falta de transparencia», «las tarifas inequitativas y/o discriminatorias» y las dificultades de gestión «online» de los derechos de autor. Por eso, este organismo aconsejó que estos organismos deberían dejar de ser entidades sin ánimo de lucro para transformarse en cualquier otro tipo de forma jurídica.
Por todo ello, Bautista empieza a enfrentarse a la oposición en los propios órganos de gestión de la entidad. Así, la Junta Directiva del pasado mes fue de las más convulsas que se recuerdan. Los más críticos fueron los miembros del colegio editorial, que no comparten sus inversiones inmobiliarias, como la red de teatros ARTeria. Tan movida fue la reunión que el propio Eduardo Bautista admitió que existe «una diferencia de criterios» con este colectivo, pero negó que vaya a dimitir en los próximos meses, como se ha especulado. La situación de la entidad que dirige resulta tan crítica que Bautista ha adoptado un perfil bajo en los últimos tiempos. Así, apenas ha protagonizado comparecencias públicas y ha delegado estas labores en sus principales subordinados.
Además, ha tendido puentes con antiguos enemigos políticos como el Partido Popular. Tal y como reveló este diario este mes, una comitiva de Ibercrea sociedad que reúne a la SGAE, AIE, Cedro y Aisge se reunió en Génova con varios dirigentes de la formación.
La «propina» de los derechos de autor
Además de la pensión de la SGAE, Eduardo Bautista disfrutará de otro sobresueldo cuando se retire: sus ingresos por derechos de autor. Él mismo ha reconocido que cobra unos 4.000 euros al año, principalmente por el disco «Ciclos», la canción «Get on your Knees» y la banda sonora de «Peppermint Frappé». De todas formas, su carrera como gestor cultural le ha reportado unos ingresos mucho mayores que sus años como músico y productor. La SGAE aduce que los ingresos de Bautista están en la línea, o incluso por debajo, de otros organismos de parecido nivel económico. Es cierto que una gratificación así no resulta inusual en empresas con más de 400 empleados. Sin embargo, un matiz hace que la cuantía de su pensión resulte llamativa: la SGAE es una entidad de gestión de derechos y, por tanto, se trata de una asociación sin ánimo de lucro.
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